corro con vosotros.
corro con vosotros y a veces
nos damos la mano y avanzamos juntos
pero.
pero siempre llegamos al mismo río y lo cruzáis
y de pronto se os olvida
que yo no sé nadar.
me gritáis desde la otra orilla
“¡cruza, cruza!”
pero yo no sé nadar,
y nunca me habéis tendido
ningún puente.