Un bache.
Un bache.
Cada casa es una
lápida.
Un bache.
Los problemas no te
hacen especial, solo más desgraciado.
Un bache.
Madre, yo quiero ser
feliz.
Madre, yo quiero vivir
las aventuras al inventarlas.
Madre, yo quiero que
la vida no sea bache tras bache y cada casa una lápida y que las aventuras
puedan vivirse de verdad al inventarlas.
Cada casa es un bache.
Cada día es una
lápida.
Cada aventura es el
espejismo en medio del desierto, la arena de los días es ceniza.
Madre, yo quiero que
las aventuras me ayuden a dejar atrás los baches de ceniza al inventarlas y que
el espejismo sea de verdad un oasis más allá de los días y las casas.
Madre, no quiero ser solo
un bache.
No quiero ser ceniza.
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(Pues verán, supongo que aquello no era bueno para ninguno
de los dos, pero es difícil ser siempre profesional cuando necesitas a alguien que te ayude a
curarte las heridas.)
Su pierna suave en la
semioscuridad sé que me mira y la siento mirarme pensaríais que hay que
ayudarse a uno mismo antes de intentar ayudar a los demás pero ella está aquí
conmigo con todos sus diplomas y sus complejos y sus lágrimas aún por derramar
y vuelve a casa y se siente tan sola que quizá por eso es capaz de entender
hasta al más miserable de la tierra o eso piensa o cree que piensa o cree que
cree que piensa.
Paciente de paciente.
Un espejismo, una
fuente de ceniza.
Atlas.
Madre, por qué me
condenaste a la eternidad de este desierto.
(Allí es donde lo encontraron.)
Otra más otra más qué
es lo que te hace diferente aparte de tu miseria y tu doble moral nada madre por
qué me redujiste a esto por qué a una suave pierna de mujer en la semioscuridad
por qué ya nunca podré volver a pensar y ni a inventar nada yo a veces lloraba
pero no sabía cómo explicarlo.
(De pronto se levantó y me dijo que me largase, y le miré sin poder creérmelo.
Tenía la cara contraída de rabia, como…como si me odiara.)
QUE TE VAYAS DE MI CASA
Fuerafuerafuerafuera
(Me levanté llevándome la sábana conmigo. Se tapó la cara con
las manos, cruzando su lado de la habitación una y otra vez, histérico. Hizo
añicos la lámpara de la mesilla de noche; creo que le sangraba la mano.)
ES QUE ESTÁS SORDA
Ya no puedo más no
puedo más deja de mirarmedejademirarme, no ves que lo que tienes delante no es
nada, yo ya no soy nadie.
(Nunca me habían apuntado con un arma. Les juro que pensé
que iba a dispararme.)
Nadie.
(Allí es donde lo encontraron.)